Y es que a pesar de todas las cosas malas cosas que hay en el mundo, todavía hoy puedo creer que existe algo de esperanza aunque mi diablo guardián me insiste en negarlo. Pero si no fuera por ese diablillo la vida sería completamente aburrida, así que hagámosle caso de vez en cuando.
Como sea enlisto las peripecias vividas gracias a la cabezonería de Iconoclastia:
1. Sobreviví a un año de cambios radicales. Renuncié a mi trabajo aún sabiendo que venía una crisis económica porque ese trabajo me estaba matando y me largué por unos meses. Y me puse a escribir canciones nuevamente. Espero poder encontrar un nuevo trabajo pronto, pero se que me costará un huevo hacerlo así que ojalá tenga paciencia.
2. Sobreviví una semana entera en Transilvania, entre carreteras escabrosas, vacas saltarinas y perros cazavampiros. Redescubrir el mito de Drácula en su propia tierra merece una entrada aparte por lo que por el momento no me extiendo.
3. Sobreviví a Francia y a los franceses por segunda ocasión. Visité mis adorados Liverpool y Londres después de 4 años de no verlos. Me enamoré perdidamente de un paraíso para las artes llamado Lyon y visité a la familia en la madre patria. Y aprendí a hablar asturianu en dos días. De todo esto también comentaré más a fondo en otras entradas...
4. Sobreviví a Cd. Juárez por unos días. Y ese lugar se convirtió en un infierno este año...
5. Sobreviví a perderme en el desierto. Ver nada más que arena, halcones, zopilotes y liebres entre matorrales y dunas por un par de horas sin un alma alrededor es de las cosas más escalofriantes que he vivido.
Pero creo que lo más importante es que sobreviví a mi misma un año más. No me importa tener 31 años y seguir siendo la comidilla de las compañeras del colegio por no estar casada. Mi complejo de Peter Pan me ha dado muchas satisfacciones y no pienso renunciar a ellas. Sólo espero encontrar el justo medio entre la realidad y los sueños, entre la practicidad de la cotidianeidad y mi necesidad de placeres extremos.
Lo mejor es que este año pude por fin conocer a varios amigos virtuales, músicos, artistas gráficos, un doctor metrosexual y un macho mediterráneo en cuerpo de mujer que espero lea esto algún día.
Como sea enlisto las peripecias vividas gracias a la cabezonería de Iconoclastia:
1. Sobreviví a un año de cambios radicales. Renuncié a mi trabajo aún sabiendo que venía una crisis económica porque ese trabajo me estaba matando y me largué por unos meses. Y me puse a escribir canciones nuevamente. Espero poder encontrar un nuevo trabajo pronto, pero se que me costará un huevo hacerlo así que ojalá tenga paciencia.
2. Sobreviví una semana entera en Transilvania, entre carreteras escabrosas, vacas saltarinas y perros cazavampiros. Redescubrir el mito de Drácula en su propia tierra merece una entrada aparte por lo que por el momento no me extiendo.
3. Sobreviví a Francia y a los franceses por segunda ocasión. Visité mis adorados Liverpool y Londres después de 4 años de no verlos. Me enamoré perdidamente de un paraíso para las artes llamado Lyon y visité a la familia en la madre patria. Y aprendí a hablar asturianu en dos días. De todo esto también comentaré más a fondo en otras entradas...
4. Sobreviví a Cd. Juárez por unos días. Y ese lugar se convirtió en un infierno este año...
5. Sobreviví a perderme en el desierto. Ver nada más que arena, halcones, zopilotes y liebres entre matorrales y dunas por un par de horas sin un alma alrededor es de las cosas más escalofriantes que he vivido.
Pero creo que lo más importante es que sobreviví a mi misma un año más. No me importa tener 31 años y seguir siendo la comidilla de las compañeras del colegio por no estar casada. Mi complejo de Peter Pan me ha dado muchas satisfacciones y no pienso renunciar a ellas. Sólo espero encontrar el justo medio entre la realidad y los sueños, entre la practicidad de la cotidianeidad y mi necesidad de placeres extremos.
Lo mejor es que este año pude por fin conocer a varios amigos virtuales, músicos, artistas gráficos, un doctor metrosexual y un macho mediterráneo en cuerpo de mujer que espero lea esto algún día.
Y bueno, a los que me leen les regalo esta imagen que tomé en el camión de Oviedo a Lyon.
Se supone que es un pueblo entre Santander y Bilbao y júrolo por mi pírolo que si la planeo no me sale así. Simplemente estuve en el momento y en el lugar perfectos. La vida bien vale la pena vivirla tan sólo para tener imágenes como ésta. Feliz 2009
PD. Hoy estoy más optimista que de costumbre, espero que mi diablo guardián me haga volver a la realidad o cambie su atuendo bondage por un atuendo color de rosa de una vez por todas...
9 comentarios:
brindo por todo eso, condesa: por lyon (que no conozco), por parís (que amo profundamente), por eso de asturianu (que tiene una hermosa sonoridad), por la foto que publicaste, por ser la comidilla de un montón de perejiles y por todo lo que no se me ocurre en este momento.
salú!
Kco,
No había visto tu comentario che!
Esta foto la tomé muy cerca de donde vive Sk, y ella fue la que me enseñó el asturianu.
Y bueno, yo brindo por mi diablo guardián que me incita a lanzarme a la aventura. Mira que irme a Transilvania sola fue de las cosas que más orgullo me dan. Y las fotos de ahi también están geniales. Pero ya las subiré más adelante.
Besos
Por ahí justito acabo de pasar yo en el viaje de vuelta. Quiero recordar el nombre del pueblo y la verdad, no lo sé. Creo que está justo el límite provinicial entre Asturias y Cantabria.
Ser la comidilla es lo más. Me encanta la rumorología, aunque bueno, debo reconocer que cuando andaba cerca de los treinta, la jodida cantinela del puto estado civil, se me hizo un poco cansina. Lo mejor es responder con una mentira (o verdad según el caso).
-¿Estás casada?
-No, pero follo como una leona.
Y a cascarla.
Ah, y el placer fue para este macho mediterráneo atrapado en un cuerpo de mujer :D
Bicha,
El pueblo creo que es ya pasando Santander y tiene algún nombre de santo. Ve tu a saber porque yo la verdad no recuerdo.
Y pues ya viene la terrible fecha de enero en la que los exalumnos del colegio se reunen para conmemorar quien sabe qué. Yo como cada año brillaré por mi ausencia porque me deprime verlos cada vez más gordos y más pelones :D:D:D
Yo la verdad, tampoco. Con esta memoria de pez, y mira que he hecho veces ese viaje, no soy capaz de ubicar con exactitud si está pa acá o pa allá. Lo que sí logro es identificarlo de inmediato, porque esa imagen es bella, tanto en la foto como en vivo y en directo. La verdad que el viaje a Bilbo desde aquí es muy bonito.
Muy bueno lo de los gordos y pelones.
Joer, eso de un encuentro con gente del colegio me ha dejao pensando. Sí tuviera que asistir a una reunión de antiguos alumnos, creo que me daría una embolia de la pereza. Me he vuelto demasiado Capricornia pa que alguien venga y me recuerde mi pasado de pendeja Sagitaria.
Quizás una reunión del instituto si me haría más ilusión. Hay gente de esa época de la que me gustaría tener noticias.
Yo antes me entusiasmaba con la idea del colegio. Durante mi adolescencia el colegio se convirtió en mi primer hogar porque el de mis padres estaba viciado por el alcoholismo y otras linduras que lo hacían inhabitable.
Por eso lo considero una parte muy importante de mi vida, porque buscaba cualquier pretexto para estar en casa lo menos posible en un lugar que no diera lugar a sospechas y ese era el cole.
Pero de ciertos años para acá me da pena, mucha pena tener que toparme con compañeros a los que la verdad no les importo un comino así que paso de ir a esas reuniones.
Yo pertenezco a una de las últimas generaciones sensatas de este país. En mi etapa escolar, los profesores tenían manga ancha para castigar y darte un par de bofetones si hacía falta. El cole me daba mucho miedo y no me gustaba nada.
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