domingo, 5 de octubre de 2008

Bipolaridad

Cuando tenía 15 años me diagnosticaron distimia que no es otra cosa que una depresión crónica de baja intensidad. Años más tarde la cosa se puso más grave y me dejé desfalcar semanalmente con seudoterapias alternativas, para luego empastillarme con prozac, litio y otros placebos que igualmente me dejaron en bancarrota.

Un día decidí dejar de gastar mi dinero en pastas ya que al paso que iba no podría mantener semejante presupuesto ni con el sudor de mi entrepierna. Entonces junté lo suficiente para lograr uno de mis muchos sueños y comprarme un bajo eléctrico que hasta hoy ha sido la mejor terapia a mi trastorno bipolar.

Mi bajo es mi mejor doctor. Nunca me recrimina si me desaparezco por algún tiempo, no tengo que hacer cita que con él y sobre todo no finge estar interesado en mis problemas con el fin de vaciar mis bolsillos. Hoy que estoy al otro lado del charco le echo de menos. Había pensado en conseguir un sustituto, pero la vida es demasiado cara en este continente como para darme ese lujo, por lo que decidí hacer de este blog un diván para mis trastornos mentales.

Mi otro blog es para las cosas que estimulan mis neuronas, llámese música, arte, literatura, cine o pajas mentales de tipo creativo, al mismo tiempo de que sirve como soporte para mi programa de radio.

Si pasas por este espacio y quieres alimentar mi ego puedes hacerlo con confianza ya que afortunadamente mi trastorno bipolar no está asociado al síndrome premenstrual permanente.

Mientras tanto seguiré esperando ansiosamente volver a tocar las cuatro cuerdas...