viernes, 13 de noviembre de 2009

Ad Maiorem Dei Gloriam, Militia est Vita!

Confieso que a pesar de mi agnosticismo no dejará de conmoverme hasta el tuétano la bendición de alguien tan trascendente en mi vida ya que sin sus palabras no podría explicarme muchos de los principios en los que he basado mis decisiones.

Confieso que me da pena saber que vive momentos tan críticos pues para muchos de mi generación él fue nuestra familia y nuestra familia fue él. Simplemente mi adolescencia no me la explico sin su existencia, sin su cariño, sin su apoyo y sin sus regaños. En muchos sentidos, él fue la voz guiadora de lo que ahora soy, una mujer formada en principios siendo los más importantes el amor, el respeto, la justicia y la tolerancia.

Confieso que fui muy afortunada por conocerle, por tener esa formación única de autodisciplina basada en la libertad. Soy libre, luego existo. Gracias por haberme dado tanto amor y tanta sabiduría, gracias por haber aceptado tu misión en esos edificios de la avenida San Francisco. Gracias Julián por ser tú. Y en este momento tan difícil por favor no dejes de luchar, pues la vida es una lucha. Y la batalla más dura apenas comienza...

Ad Maiorem Dei Gloriam, Militia est Vita!